Obra de Edward Munch, la cual me fue inspirada mientras “paseaba por un sendero con dos amigos y el sol se opuso, el cielo se tiño de rojo sangre, me detuve y me apoyé en una valla, muerto de cansancio: sangre y lenguas de fuego acechaban sobre el azul oscuro del fondo y de la ciudad. Mis amigos continuaron y yo me quedé quieto, temblando de ansiedad. Sentí un grito infinito que atravesaba la naturaleza”.